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The SAT doesn't get my f*cking vibe

The SAT doesn't get my f*cking vibe

$ 750.00 MXN

En un país donde la mayoría vive atada a citas en el SAT, a trámites interminables y a la ansiedad de la declaración anual, surge una verdad absoluta: la burocracia jamás podrá entender el lifestyle del 1%.

El SAT puede pedir facturas, pero nunca podrá facturar un brunch en Tulum con DJ en vivo. Puede auditar movimientos, pero jamás rastrear la vibra de un after en Polanco a las 3 a.m. Puede exigir comprobantes, pero nunca capturar la esencia de un networking en rooftop con mezcal artesanal servido en copa Riedel.

Decir “SAT just doesn’t get my f*cking vibe” no es una queja: es un statement. Es dejar claro que tu vida no cabe en un RFC, que tus emociones no se archivan en XML y que ningún contador podrá explicar la forma en que inviertes en experiencias, no en activos depreciables.

Porque el SAT puede entender números…
Pero nunca vibes.