No todos pueden pertenecer. Y está bien.

Porque ser parte del 1% no es solo cuestión de ingresos, sino de mentalidad, visión y estilo de vida. Es entender que mientras la mayoría hace fila para el buffet del brunch, tú ya tienes mesa reservada en el rooftop con vista a la ciudad.

Nacimos para vestir a esa minoría que no se conforma con ser promedio. A quienes saben que el éxito no se mide en horas de oficina, sino en sellos del pasaporte.

Bienvenido. O no.

Porque, seamos honestos… no todos aplican para el 1%.